sábado, 3 de diciembre de 2016

Trueba, el discurso y la Reina de España


Con el reciente estreno de la película de Fernando Trueba, la Reina de España, ha vuelto a ponerse de actualidad el discurso "antiespañolista" que el año pasado expuso el director en la recogida del premio Nacional de Cinematografía el año pasado en San Sebastián.
Partiendo que la libertad de expresión es un derecho irrenunciable, pero también lo es el de los demás, sea a través de las redes sociales, medios de comunicación, etc.
En ese derecho a la libertad de expresión y más al ser una persona pública, hay que sopesar y tener en cuenta las reacciones que pueden causar "ciertas expresiones".
Hay un frase popular muy sabia, que dice: el que siembra rayos recoge tempestades. Y cuando estas aparecen hay que aceptarlas, reflexionar y si nos damos cuenta que hemos cometido un error, pedir perdón y subsanarlo.
El oír y callar, en los tiempos actuales ha desaparecido casi por completo, venga de donde venga y por ello hay que saber muy bien lo que se dice, como se dice y las posibles repercusiones de lo que se dice.
Otro tema ha tener en cuenta es la "coherencia" entre lo que expresamos, de lo que sentimos y pensamos con lo que hacemos. Y esto es algo que brilla por su ausencia y creo que en este caso ha sucedido algo similar.
Lo peor de todo es que como siempre, pagan justos por pecadores, porque el boicot hacia la película la Reina de España, no sólo perjudica al director, sino a tod@s los que de una manera u de otra han hecho posible la realización del film (actores, técnicos, distribuidores, productores etc.) y sobre todo al Cine Español. Si ya de por si esta "tocado" más leña al fuego y al despropósito.
Vuelvo a reivindicar una Formación Integral y de Cambio en el mundo artístico, para evitar estos capítulos tan lamentables y penosos.
Si no hay conciencia de los principales valores y estos se trasladan a la creación, sino hay un change profundo en todos los profesionales en general y de forma particular en los mayores responsables, si antes de aprender a ser directores, guionistas, actores, productores... no aprendemos a SER personas, ineludiblemente seremos espectadores de un cada vez peor espectáculo, en todos los ordenes.
¡Que Dios salve a la Reina y al cine!










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