martes, 29 de septiembre de 2015

Las Hojas no caen ¡se sueltan!

Las hojas no caen,se sueltan... Siempre me ha parecido espectacular la caída de una hoja.

Ahora, sin embargo, me doy cuenta que ninguna hoja se cae, sino que llegado el escenario del otoño inicia la danza maravillosa de soltarse.

Cada hoja que se suelta es una invitación a nuestra predisposición al desprendimiento.

Las hojas se caen, se desprenden en un gesto supremo de generosidad y profundo de sabiduría:
La hoja que no se aferra a la rama y se lanza al vació del aire sabe del latido profundo de una vida que esta siempre en movimiento y en actitud de renovación.

La hoja que se suelta comprende y acepta que el espacio vacío dejado por ella es la matriz generosa que albergara el brote de una nueva hoja.

La coreografía de las hojas soltándose y abandonándose a la sinfonía del viento traza un indecible canto de libertad y supone una interpelación constante y contundente para todos y cada uno de los árboles humanos que somos nosotros.

Cada hoja al aire me esta susurrando al oído del alma: ¡suéltate! ¡entrégate! ¡abandónate!! y ¡confía!

Reconozco y confieso públicamente ante este público de hojas, que soy un árbol al que le cuesta soltar muchas de sus hojas. Tengo miedo a la incertidumbre del nuevo brote. Me siento tan cómodo y seguro con estas hojas predecibles, con estos hábitos perennes, con estas conductas fijadas, con estos pensamientos arraigados, con este entorno ya conocido...

Quiero en este tiempo, sumarme a esa sabiduría, generosidad, confianza y belleza de las hojas que "se dejan caer".

Quiero lanzarme a ese espacio otoñal que me sumerge en un auténtico lugar de fe, confianza, esplendidez y donación.

Se que cuando soy yo quien se suelta, desde su propia consciencia y libertad, el desprenderse de la rama es mucho menos doloroso y más hermoso.

Sólo las hojas que se resisten, que niegan lo obvio, tendrán que ser arrancadas por un viento mucho más agresivo e impetuoso y caerán al suelo por el peso de su propio dolor.
(La Sabiduría de Vivir de José María Toro)
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Este precioso extracto del libro de José María, es comparable con lo que sucede en el cine español.

Hay que soltar todas esas hojas que afean y estropean el Árbol del Cine, para dejar que broten nuevas y renovadas hojas, donde lo bello, lo creativo, lo educativo y lo positivo adorne, fortalezca y engrandezca ese Gran Bosque llamado Séptimo Arte.