miércoles, 31 de marzo de 2021

Enrique San Francisco


 El pasado 1 de Marzo, nueve días antes de su cumpleaños, falleció en el Hospital Clínico de San Carlos de Madrid, a la edad de 65 años, por una neumonía bilateral, el gran actor, humorista y persona: Enrique San Francisco.

Era un actor que desde la primera vez que le vi en pantalla, me enganchó. Tenía algo particular, original, diferente al resto de sus compañeros y desde aquella ocasión le he ido siguiendo y disfrutando de sus películas, series, monólogos y obras de teatro. Aunque su vìs cómica era la que más resaltaba, también era un gran actor de drama y de grandes clásicos.

Es por esto y por su peculiar forma de actuar, de ser y de vivir, por lo que hago esta entrada de blog, dedicada enteramente a él.

Ensalzar sus dotes en la interpretación, resulta obvio y creo que todos opinamos lo mismo, que era un grande, tenía un magnetismo, una naturalidad, una autenticidad, que te envolvia desde el minuto uno que aparecia en la pantalla o sobre un escenario.

Pero lo que quiero enfatizar con esta entrada, es su forma de vivir, de relacionarse, de su caracter, de como vivia la vida y de sus múltiples cervezas que pudo ingerir hasta casi el último día.

Una persona, como nos pasa a todos, que tenía sus luces y sombras, pero que era sobre todo "fiel y coherente" con lo que pensaba y sentía. Fuese lo que fuese y con quien fuese. Era un ser libre en su pensamientos, ideas, sentimentos, palabras y acciones. Algo que no es nada habitual, pues lo que predomina es la incoherencia, la hipocresía, la falsedad y la máscara. Quique era tal cual, sin filtros, sin capas, sin disfraz. Por supuesto en un mundo como en el que vivimos le trajo muchos problemas, críticas, ostracismo y marginación. Muchos compañer@s de profesión le dierón la espalda, le impidierón trabajar, mirarón a otro lado cuando necesitaba su respaldo y amistad y que ahora le recuerdan y le llorán ¡cuanta falsedad!

También es cierto, que aunque pocos, otros estuvierón a su lado siempre, ayudándole, en lo que pudierón, con grandes dosis de paciencia y cuya amistad y cariño perduró hasta el último día.

No quiero justificar sus errores, ni hacer de su persona un ejemplo completo a seguir, pero si que reseñar que en el mundo en general y en el artístico en particular, hay pocos valientes, coherentes, sinceros y verdaderos, como lo fue Enrique San Francisco.

Amigo de sus amigos, generoso y entregado como el que más, cariñoso, sensible, humano, divertido, genial, sincero, inteligente, culto, todo un caballero y que vivia el día a día como pocos, disfrutando de cada momento e instante, tal y como le parecía de forma libre, sin ataduras y sin coacciones.

Todo el que le conocía, se quedaba enganchado, se encariñaba, era imposible discutir con él, pues su autenticidad y humor, hacía imposible cualquier afrenta. 

Reconoció sus errores y su etapa más negra y oscura, cuando estuvo enganchado a las drogas, que supo y pudo salir de ellas, gracias a la motivación de su madre y de su voluntad. La generosidad que tuvo con su padre, el cuál conoció ya en la juventud y que no sólo le perdonó, sino que además le ofreció su cariño y admiración.

En verdad he sentido su pérdida, aunque el consuelo es que, como pasa con todos los genios, me queda su recuerdo como profesional y como persona. 

Y seguro que esté donde esté, seguirá con su cerveza en la mano y divirtiendo a todos lo que tengan la fortuna de estar cerca de él. Descansa, bebe y rie en paz. Gracias por todo Quique.