miércoles, 29 de julio de 2020

Miedo a las salas de cine

Siempre se ha dicho que la realidad siempre ha superado la ficción y con creces. Una vez más se ha confirmado tal dicho.

En las salas de cine se ha pasado miedo, suspense, terror, incertidumbre, pánico, en base a lo que se proyectaba en las pantallas y por las películas que el espectador contemplaba desde la butaca.
Incluso cuando terminaba la proyección, ese miedo y terror continuaba en nosotros y nos lo llevabamos a casa, durante mucho tiempo e incluso a veces para siempre, pues nuestro subconsciente lo grababa a fuego.
Ahora ese miedo, ese pánico, ese terror, se tiene sin haber comprado la entrada y sin haber estado en la sala de cine. El motivo está claro. Con la "película" que nos han proyectado en nuestra vida real, titulada "Covid19", los espectadores hemos pasado de tener miedo en la sala, a tenerlo fuera de ella.
Y es que el guión ha sido tan bueno, que la gente lo ha interiorizado de tal manera y se han creido de tal forma tal película, que hay pavor, (entre otras muchas cosas) a entrar en una sala de cine, por si el "bicho" se apodera de nosotros y nos destruye.
Obviamente esto es terrible para una industria como la cinematográfica y para todos los que viven y comen de ella. A pesar de todas las medidas draconianas y exageradas que existen en las salas, la mayoría de la gente no se atreve a entrar, por "miedo al bicho" que en este caso no está en la pantalla, sino fuera de ella o al menos así lo piensan y lo creen la inmensa mayoría.

Muy poco a poco, semana a semana, los espectadores van aumentando en las salas, de forma muy tímida y casi siempre temerosa y sin saber si esa tendencia va a continuar, se va a estancar o retroceder. También es cierto, es que otros muchos, se nos quitan las ganas de asistir, por esas condiciones obligadas, que te imponen para poder entrar y ver una película. Bozales o dicho finamente mascarillas, distancias, geles e incluso al parecer la prohibición de comer o beber, lo que era muy habitual antes, como palomitas y refrescos.

Si todo esto lo unimos a que los grandes estrenos, apenas aparecen y lo que se ofrece son reestrenos o películas de baja atracción popular, pues el cóctel esta servido. Las distribuidoras no se atreven a estrenar sus grandes producciones, por si no hacen la recaudación que esperan y necesitan y el público, al menos una parte, no acude por eso mismo, es decir la serpiente que se muerde la cola, pero al final es el "miedo" el protagonista de todo.
Pero áun hay otro factor básico y determinante, que son las múltiples plataformas, que están al alcance de cualquiera y cuya oferta es brutal e inmensa. Ofreciéndose estrenos de películas muy potentes y esperadas, que hace que la gente se quede en casa y desde su sillón y su bol de palomitas o pipas, disfruten de la película elegida. Con total seguridad, comodidad y encima mucho más económico.

Lo que es cierto, es que el tema esta complicado y nada claro. Los beneficiados, por supuesto, son todas estas plataformas, que están viviendo su mejor momento. Mientras se puedan seguir rodando series y películas, habrá trabajo, al menos para una buena parte del sector. Pero los propietarios de salas de cine, excepto los autocines, el futuro es más que incierto y de un guión lleno de suspense y casi de terror.
Yo como amante del cine y de sus salas, como coach artístico y cineasta, deseo que todo vuelva a la antigua normalidad y que esta película montada (eso si, muy bien), se finalice lo antes posible y que no haya ni trilogias ni nada similar, para que podamos volver a disfrutar de la magia que se produce en una sala de cine. Gracias.






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